Morada Móvil


morada móvil

Artefato Ediciones
2004




Tarea en entredicho

Dar cuenta involucrar
los hechos probarles
la existencia
de palabra
por fuerza
casi
nada:
veinte años atrás
todo tuvo la forma
que no tuvo
salpicada
mordida
de una orilla.



Lo que hay es lo que falta

No puedo contar porque lo que tengo que contar no está, no se produjo. Es lo que se produce cuando escribo.
Mejor dicho: hay una historia. La de las sombras de la mano, la del calor que desprendió la mano al moverse buscando. Es una historia fuera de los hechos contados que -como la sombra- está fuera de los cuerpos.
Mi empeño es encontrarla. La historia es ésa.




Construir
en el polvo
cimentar en la lava
excavar en el aire
apuntalar en punto imaginario
sostener la mirada
contener el aliento
levantar el andamio.


Areté

Se ponen del lado de Aquiles porque un rey prepotente merece ganarse adversarios. La arenga de Aquiles suena bien todavía: “aunque mi parte del botín nunca iguala a la tuya yo vuelvo a las tiendas teniéndola pequeña pero grata después de haberme cansado en el combate”. Le da un aire común al reclamo del semidiós que es inferior a un rey a la hora de los beneficios. Aquiles reclama su derecho al reconocimiento; el reconocimiento público del valor de cada uno es la areté. Él la defiende con el aplomo con que hoy se reclamaría, cheque en mano, un pago bancario negado. La areté es algo que se “aísla” –se comprueba que existe- en una clase de literatura, así como en la de química se aísla un elemento en el tubo de ensayo. Algo que no se olvida.
No existe otra palabra que ayude a ver qué es eso, a qué se debe eso que le venía pasando a una y que no se sabía qué era: ser defraudada por la indiferencia de los demás. Y que la indiferencia era, directamente, injusticia. Y que tres mil años atrás, era ilegal.




Velo por mí

Me concedo

cuidados. Acontece que hago
por mi vida. Segrego mi capullo como un ajuar
trenzo mi última edad me envuelvo
en mis edades. No he
de entrarme
en años
sin tomar providencias. He de hilar
la crisálida. Perlada
de roturas. Suturada de nudos.
Ensaliva su seda la devana
el abdomen
con tacto secretor con oficio
envolvente. La boca
desdentada no deja de lamer recubrirse. En esta larva ungida
de babas cuidadosas
cicatrizan suntuosas cabelleras o medran algas
de doble densidad
y canutillo
acuáticos caireles y pinzas de cangrejo. El desgaste
emparenta lo dispar muele la cáscara tritura los relámpagos
en cada caso. El capullo es un nido
que se autodestina. El capullo
de añarse de añejarse. Lo he cosido
con agujas y dientes con las muelas más fuertes
con pechos y caderas. Es labor de mis días. Muselina
envolvida
en derredor. Membrana
que me enjoya.










Links sobre morada móvil:

Exhortación a habitar una morada móvil
por Germán Machado Lens
http://Letras-Uruguay.espaciolatino.com

Literatura e Arte - Cronópios
www.cronopios.com.br


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