El Museo Gurvich inauguró una muestra colectiva con el curioso título “Mañana... ¡Levántese azul!. José Gurvich: una paideia desvelada”, minuciosa investigación de la curadora Tatiana Oroño.

La exposición resultó un acontecimiento para conocer las obras de Armando
Bergallo (1942), Gorgy Bollar (1944), Clara Scremini (1939) y Héctor Vilche
(1942), todos cofundadores del Taller de Montevideo en 1963, y todos sus
integrantes (se incorporó luego Ernesto Vila) en 1966, se marcharon a Europa,
invitados por el gobierno holandés. En el viejo continente se inauguraba una
época efervescente, de inventivas alocadas y cambios fundamentales en la manera
de ser y estar en el mundo, cuando Londres desplazó a París como centro
experimental artístico antes de que Nueva York le arrebatara la corona.
La década del sesenta, abierta a todos los posibles, fue bien aprovechada
por el Taller de Montevideo. Sus intrépidos integrantes participarían en las
bienales de París y Venecia, en el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago, el
Instituto de Arte Contemporáneo de Londres, ciudad donde se radicaron buen
tiempo, en el Festival de Edimburgo, el Het Stedelijk Museum de Amsterdam. En
esta ciudad se recompone el número de integrantes (alejados Scremini y
Vila) para tomar el nombre de Taller Ámsterdam a partir de 1977. En 2005
Armando Bergallo se instala solo en Aquitania, Francia, y sigue una carrera
individual con monumentales proyectos para óperas contemporáneas.
Aunque los integrantes del Taller Ámsterdam estuvieron en Montevideo casi
una década atrás y quien escribe los invitó al Museo Nacional de Artes
Visuales para entablar un diálogo público, registrado en video, sus trabajos no
fueron conocidos ni exhibidos. Las obras que ahora se muestran en “Mañana,
¡Levántese azul!” (frase de estímulo renovador de Gurvich a sus alumnos para
salir de la monotonía de ocres y grises) son escasas (una de la primera época,
otras más actuales), al igual que los restantes 31 artistas seleccionados y
sería imprudente establecer un juicio de valor. Lo que importa es la extensión
del magisterio de Gurvich en discípulos que luego adquirieron su propio
prestigio (Linda Kohen, Eva Olivetti, Eva Díaz, Lilián Lipschitz, Rafael
Lorente, Mario Lorieto, Adolfo Nigro, Ernesto Vila, Raquel Orzuj, entre otros).
La curadora Oroño realizó una investigación ejemplar de cada integrante,
recogió testimonios valiosos para reconstruir un período importante de la
historia del arte nacional que recoge, con numerosas fotografías, en el
importante catálogo.
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